El nervio vago: Conexión vital entre la mente y el cuerpo.

Su nombre proviene de una raíz que significa «deambular», describiendo perfectamente su recorrido por el cuerpo, similar a un vagabundo. Se origina en el tronco cerebral, aproximadamente detrás de las orejas, y se extiende por cada lado del cuello, cruza el pecho y llega hasta el abdomen.
El nervio vago conecta el tronco cerebral con casi todos los órganos principales del cuerpo: corazón, pulmones, estómago, intestinos, páncreas, hígado, riñones, bazo y vesícula. Es como una gran autopista o un cable de teléfono con miles de fibras, según los especialistas. Este nervio no solo une el cerebro con los sistemas de órganos esenciales, sino que también vincula procesos mentales y físicos.
A través del nervio vago, la mente y el cuerpo están fisiológicamente inseparables; las señales que afectan a uno impactan directamente en el otro, aunque se expresen de diferentes maneras.
El papel crucial del nervio vago en la relajación y la respuesta al estrés.
El nervio vago controla muchas funciones del cuerpo y el cerebro. Es responsable de relajar la tensión, contrarrestar la actividad de los nervios simpáticos y establecer un estado de homeostasis, a menudo llamado «descanso y digestión». Regula la respuesta al estrés, frenando el estado de alarma fisiológica y promoviendo una sensación de calma y seguridad necesaria para la reparación, el crecimiento y la reproducción.
La alteración fisiológica que marca los estados de amenaza es frecuentemente un factor, a veces no reconocido, en los trastornos físicos y psiquiátricos crónicos, otorgando al nervio vago un papel crucial en el mantenimiento de la salud del cuerpo y el cerebro. La detección de amenazas es una función básica de supervivencia. Los humanos responden a estas amenazas con una serie de cambios fisiológicos iniciados por la rama simpática del sistema nervioso autónomo, lo que alerta y activa todo el sistema, uniendo el cerebro y el cuerpo en un objetivo común de supervivencia.
Independientemente de la fuente de la amenaza, ya sea un virus, un depredador, un mal jefe, discriminación, abuso o una mala memoria, el cuerpo responde de la misma manera. Esta respuesta activa múltiples sistemas de órganos, aumenta el estado de alerta en el cerebro, desactiva las funciones cognitivas y ejecutivas de alta demanda (que consumen la energía necesaria para una acción física que puede salvar vidas) y reduce nuestra capacidad de conexión social, creando expectativas negativas y una sensación general de malestar.
Restaurando la calma a través del nervio vago y la respiración.
Los estados de amenaza no son sostenibles a largo plazo, ya que nos afectan mental y físicamente. El nervio vago actúa como nuestro mecanismo de equilibrio, restableciendo la calma y la sensación de seguridad una vez pasado el peligro inmediato. Este estado de seguridad es crucial para nuestra capacidad de recuperación, curación y bienestar.
Incluso en situaciones de peligro o apagón completo del cuerpo, es posible restaurar la calma y la flexibilidad conductual redirigiendo la actividad vagal mediante una técnica simple: la respiración. Respirar profundamente y exhalar lentamente, con exhalaciones el doble de largas que las inhalaciones, puede activar el nervio vago y promover un estado de tranquilidad.

Activar el diafragma a través de la respiración profunda activa las vías vagales, contrarrestando la respuesta al estrés de huida o lucha y el apagado conductual. Muchas personas, al experimentar o anticipar estrés, tienden a contener la respiración, lo que activa la respuesta de lucha/huida/congelación y aumenta el dolor, la rigidez, la ansiedad y el miedo.
La respiración profunda permite a las personas sentirse «centradas». Este tipo de respiración relaja el cuerpo, ralentiza la frecuencia cardíaca y reduce las defensas. Además, brinda acceso a poderes mentales superiores, mejorando la toma de decisiones, según estudios. La respiración profunda puede realizarse en cualquier momento y lugar para fomentar la relajación.
El poder de la respiración diafragmática para la calma y el bienestar.
En la respiración diafragmática, el vientre se expande y se eleva a medida que los pulmones se llenan de aire, estimulando el circuito calmante del nervio vago. Esta respiración lenta y profunda es esencial en muchas tradiciones de meditación antiguas. El yoga, por ejemplo, ha incorporado la respiración de fuego para cambiar estados físicos y mentales. Los antiguos sabían de su efectividad, aunque no comprendían completamente por qué funcionaba.